DE RODILLAS
Que silencio profundo
me recibe en el templo
que paz inigualable
hay en la sombra fría,
que destaca entre flores
y cirios vacilantes
la celeste belleza
de la Virgen María.
Que dulzura inefable
la que sube a mis labios
cuando alzo mi mirada
y veo la sonrisa
de la que con ternura
escucha mis cuitas
cuando llego a sus plantas,
UN RECUERDO
Yo contemplé en silencio tu carita
frente al loco girar de fantasía.
Yo te vi sonreír sin alegría
frente a las vueltas de la calesita.
Tenías ojos tan inmensos,
tan claros como el cielo del estío.
Eras un tierno querubín sombrío
inmóvil en aquel bullicio intenso.
Tus ojos contemplaron un boleto
que con la brisa jugueteaba inquieto
¡Qué poco cuesta a veces la alegría!
Volviste a sonreír pero no quieto
Y con la dicha en tu puño prieto
ágil te uniste a aquella algarabía.
JULIAN Y SUS AMIGOS.
Julián le sonríe al jacarandá
porque lo saluda al verlo pasar.
Agita sus ramas, lo quiere tocar
pero está muy alto ¡No puede llegar!
¡Qué bueno es el viento
que viene a jugar,
para que dichoso se sienta Julián!
Julián tiene un árbol
con diez pajaritos:
siete cardenales y tres gorrioncitos.
Cuando tenga flores, ¡seguro que sí!
llegará volando pronto un colibrí.
¡Qué ojitos tan dulces!
¡Qué tierna sonrisa!
Dicen sus amigos jugando en la brisa.
El viento y el árbol
juegan con Julián
y los pajaritos le quieren cantar.
Mirtha Ponso nació el 28 de agosto de 1942, en La Pampa.
Creció en Buenos Aires donde cursó Escribanía en la Facultad
del Salvador. Interesada en la lectura de Gabriela Mistral y
Alfonsina Storni desarrolla desde la juventud la afición por la
escritura poética, donde la religiosidad y lo afectivo dejan
una marca distintiva.
Creció en Buenos Aires donde cursó Escribanía en la Facultad
del Salvador. Interesada en la lectura de Gabriela Mistral y
Alfonsina Storni desarrolla desde la juventud la afición por la
escritura poética, donde la religiosidad y lo afectivo dejan
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